La misión observó que muchos interlocutores nacionales e internacionales hacían referencia al negativismo y al sensacionalismo de los medios de difusión de Haití.
Sabía que en materia teológica no hay novedad sin riesgo; luego reflexionó que la tesis de un tiempo circular era demasiado disímil, demasiado asombrosa, para que el riesgo fuera grave.
Pero su carta cambiaría drásticamente la relación de todo el mundo con el GMS, provocando pánico internacional, sesgos en la ciencia y periodismo sensacionalista durante los siguientes 40 años.