De los miles de constructores registrados durante la dinastía Qin, muchos campesinos fueron reclutados por la fuerza, y otros eran criminales que cumplían sentencias.
En prisión, Bonhoeffer comenzó a reflexionar sobre cómo su país de poetas y pensadores se había convertido en un colectivo de cobardes, ladrones y criminales.
El criminal, acosado por los soldados, urdió a caballo un largo laberinto de idas y de venidas; éstos, sin embargo, lo acorralaron la noche del doce de julio.
Y hay una razón más para protegerlos: numerosos estudios psicológicos señalan que quienes son crueles con otras personas, como los asesinos psicópatas, han comenzado siendo crueles con los animales.