De noviembre y diciembre no hay mucho que explicar, puesto que intuitivamente eran los meses noveno y décimo del año, los cuales fueron originalmente llamados " Novembris" y " Decembris" .
La aventura consta en un libro insigne; es decir, en un libro cuya materia puede ser todo para todos (I Corintios 9: 22), pues es capaz de casi inagotables repeticiones, versiones, perversiones.
Había nueve puertas en aquel sótano; ocho daban a un laberinto que falazmente desembocaba en la misma cámara; la novena (a través de otro laberinto) daba a una segunda cámara circular, igual a la primera.