Había sido una mestiza brava de la llamada aristocracia de mostrador; seductora, rapaz, parrandera, y con una avidez de vientre para saciar un cuartel.
Lo que me gustaba de aquel colegio mayor era su ambiente internacional, pues ahí se alojaban jóvenes de casi todas las razas: blancos, negros, mestizos, mulatos, asiáticos.