Elizabeth se acordó de Wickham, y sus observaciones durante la velada le hicieron comprobar que lady Catherine era exactamente tal como él la había descrito.
La conclusión fue que pudo haber fallas tanto en el instrumento de medición como en la persona que realizó la observación, que podía ser algo inexperta.
Ellas podían encontrar lo que parecía una baya comestible, pero gracias a su paciente observación descubrían que no lo era, con lo que evitaban una desgracia.