Optó por musitar que con el Señor están las llaves de las cosas ocultas y que no hay en la tierra una cosa verde o una cosa marchita que no esté registrada en Su Libro.
Los fenicios tenían un sacrificio en la época de cosecha para despertar al espíritu del vino y otro en el invierno para restaurar el espíritu de la vid marchita… que generalmente incluían niños.
Roberto Covaría, el indígena maestro que me enseñó hace décadas, en una lucha por la defensa de su territorio, tenía toda la razón: " Si se saca el petróleo de la tierra se marchita la vida en el planeta" .