¿Alguna vez notaste que en libros antiguos aparece una especie de "f" sin cruz en medio de palabras como ſeñor, caſa o Eſpaña?
Hoy vamos a viajar al pasado para descubrir la vida secreta de la "ese larga": una letra que reinó durante siglos en manuscritos, crónicas, diccionarios, biblias, actas notariales y obras literarias… pero que terminó desapareciendo casi sin que nadie la defendiera.
Esta letra fue tan importante, tan omnipresente, que durante casi 600 años era imposible leer español sin encontrarla.
Y sin embargo… hoy ya no existe.
Para comprender por qué existió esta letra, necesitamos viajar hasta la escritura medieval.
En el latín cursivo tardío y en las primeras escrituras románicas, los escribas empezaron a estilizar la "s" para escribir más rápido en manuscritos cursivos.
La letra se alargó verticalmente, buscando un trazo continuo, elegante y fácil de enlazar con otras letras.
Así nació la ese larga (ſ), como una variante de la "s" normal que tú conoces y que también servía para separar visualmente la "s" final (que permaneció siendo más redondeada) de la "s" inicial y medial, que fue donde comenzó a usarse.
Sin embargo, la ese larga no fue exclusiva del español.
También se usó en gran cantidad de las lenguas occidentales como el inglés, el francés, el catalán, el italiano, el portugués, el alemán, el neerlandés e incluso en el latín renacentista.