Sudamérica: una tierra de ríos anchos, selvas que respiran y llanuras interminables que cuentan una historia poco conocida.
Por esos paisajes anduvieron los pueblos guaranís y tupís los cuales dejaron una huella en el léxico del castellano que hoy usamos sin pensarlo.
Pero hay una particularidad, estas palabras no son tecnicismos: son palabras de la selva, del monte, del río y de la música.
A continuación te traemos 10 guaranismos que lograron filtrarse en nuestro idioma de uso común especialmente en las naciones hispanohablantes de América del Sur.
Número 1.
Maracuyá.
Si alguna vez visitaste un mercado de algún país latinoamericano, es probable que hayas escuchado la fruta "maracuyá" sin imaginar la historia detrás de la palabra.
Maracuyá designa el fruto comestible de la planta pasionaria (o Passiflora edulis), de aspecto redondeado, de piel amarilla o morada, muy usado en bebidas y postres.
Esta palabra entró al español desde el portugués brasileño maracujá; el cual a su vez procede del tupí-guaraní mboruku'ya que era el nombre que estos indígenas le habían dado a este fruto.
Maracuyá tiene numerosas denominaciones alternativas en el mundo hispano: parcha en Puerto Rico, parchita en Venezuela, chinola en República Dominicana o calala en partes de Centroamérica; el Diccionario de americanismos confirma varias de estas variantes y el nombre "fruta de la pasión" viene de la interpretación simbólica que hicieron misioneros españoles de la flor ( ya que sus partes les recordaban elementos de la Pasión de Cristo).
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