Pero Ana continuaba frente a la señora Rachel con la cabeza levantada, los ojos centelleantes, los puños apretados, despidiendo indignación por todos los poros.
Ponemos la mano en nuestra espalda o bien mantenemos el puño cerrado hasta desvelar al mismo tiempo que el rival nuestra elección después de decir Piedra Papel Tijera.
Los puños cerrados indican enfado o frustración, los brazos cruzados son un signo de actitud defensiva, y el movimiento inquieto de los dedos puede significar aburrimiento, impaciencia o pensamiento profundo.
Como es de suponer, la respuesta no se hizo esperar: el muñeco contestó en el acto con otro coscorrón, y desde este momento el combate se hizo general y encarnizado.
Pero aquí hace falta mucho más que eso: con levantar el puño, odiar al que tienen por encima y cantar La Internacional van a arreglar poco; a ritmo de himnos no se cambia un país.
No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar, y mirar a sus huéspedes, que, con mucho donaire y gana, embaulaban tasajo como el puño.