Sin embargo, en la cabina intermedia, se sorprendieron al encontrar una oficina espaciosa y otra estancia, con la puerta entreabierta, que parecía un dormitorio.
Y aquí les he contado, en forma muy torpe, la sencilla historia de dos jóvenes atolondrados que vivían en un apartamento y que insensatamente sacrificaron el uno al otro los más ricos tesoros que tenían en su casa.