Tristemente, los desfavorecidos en los países pobres no tienen esperanzas de ver ningún rayo de esperanza brillar en su existencia permanentemente sombría.
Afortunadamente para las víctimas sobrevivientes del Katrina, un rayo de esperanza se deja ver entre las nubes negras del desastre en la costa del Golfo.
Verdaderamente parece un ángel -decían los niños hospicianos al salir de la catedral, vestidos con sus soberbias capas escarlatas y sus bonitas chaquetas blancas.
Blancanieves, al verse sola, sintió miedo y lloró. Llorando y andando pasó la noche, hasta que, al amanecer llegó a un claro en el bosque y descubrió allí una preciosa casita.
En una cepa vieja, cuyos largos sarmientos enredados mostraban aún algunas renegridas y carmíneas hojas secas, encendía el picante sol un claro y sano racimo de ámbar, brilloso como la mujer en su otoño.
Y, por lecturas, supo que en Siena, Egipto (hoy Asuán), los rayos del sol caían tan verticales que, en el solsticio de verano las columnas no proyectaban sombra y los pozos se iluminaban hasta el fondo.
En un estilo cada vez más tortuoso, pondera el brillo y la flexibilidad de su cuerpo; en algún párrafo habla distraídamente de escamas; en otro dice que el tesoro que guarda es de oro fulgurante y de anillos rojos.