Sin embargo, según declaró pocos años antes de morir de viejo, ni siquiera eso esperaba la madrugada en que se fue con sus veintiún hombres a reunirse con las fuerzas del general Victorio Medina.
De un modo casi mágico la descubrí en el tratado De Omnipotentia, de Pier Damiani, a cuyo estudio me llevaron dos versos del canto XXI del Paradiso, que plantean precisamente un problema de identidad.
Vivimos en el siglo veintiuno, creo que ya va siendo hora de terminar con la violencia, y es el poder político el que debe movilizarse para conseguir que las personas dejemos de ser el animal más peligroso del planeta.