Y vente ahora tras mí poco a poco, o como pudieres, y haz de los ojos lanternas; rodearemos esta serrezuela: quizá toparemos con aquel hombre que vimos, el cual, sin duda alguna, no es otro que el dueño de nuestro hallazgo.
Entonces, si la pasamos muy muy bien, conocimos varios lugares muy bonitos, ventamos un auto y obviamente íbamos muy rápido porque éramos jóvenes y alocados.