Gobernadores he visto por ahí -dijo Sancho- que, a mi parecer, no llegan a la suela de mi zapato, y, con todo eso, los llaman señoría, y se sirven con plata.
Pero se puede decir sin malas palabras -dijo el coronel, y mostró las suelas de sus botines de charol-. Estos monstruos tienen cuarenta años y es la primera vez que oyen mala palabra.