Se necesita una fuente de financiación humanitaria previsible para garantizar una capacidad de respuesta puntual que salve vidas y un nivel mínimo de equidad en la distribución geográfica de la asistencia.
Entonces yo muchas veces digo que es un cambio de perspectiva, en el sentido de que tenemos que dejar que sea la naturaleza la que nos salve a nosotros.