La capacitación rural específica que se ha ofrecido a la mujer era con mucha frecuencia inadecuada (mecanografía, en lugar de cursos informáticos), o estaba dirigida a trabajos sin excesiva demanda en el mercado.
Accedí, pues. Una vez dispuestos, sólo nos faltaba un elemento: una máquina de escribir en la que yo pudiera aprender a teclear y preparar la inexcusable prueba de mecanografía.
Una tarde de sábado, Florentino Ariza la encontró tratando de escribir a máquina en su dormitorio, y lo hacía bastante bien, pues estudiaba mecanografía en el colegio.