No obstante, la llegada de la MINUSTAH fue lenta y, además, sus recursos tuvieron que desviarse hacia otras necesidades humanitarias apremiantes del país.
Las estadísticas mundiales recientes muestran que continúa aumentando la participación de la mujer en puestos directivos, pero esta tendencia es lenta y desigual.
Además, la asistencia fluye hacia los países receptores en forma muy lenta y mediante procedimientos laberínticos, que revelan una cierta parsimonia, e incluso crueldad.