Fue amigo de Federico García Lorca, Picasso, quien lo protegió en París cuando tuvo que exiliarse, y de Octavio Paz, con quien se enemistó posteriormente a causa de discusiones que llegaron a los golpes.
Esto quiere decir que si un pequeño ejército no hace una valoración adecuada de su poder y se atreve a enemistarse con una gran potencia, por mucho que su defensa sea firme, inevitablemente se convertirá en conquistado.