Luego se lavé las manos, se echó encima el lienzo encerado, y antes de medianoche volvió con unos tiesos colgajos de carne salada, varios sacos de arroz y maíz con gorgojo, y unos desmirriados racimos de plátanos.
La idea de apuntar a los compañeros, como cuando están en el encerado, le gustó a Alcestes, se sacó una galleta del bolsillo, se la metió en la boca y dijo