Una persona madura está segura de sí misma y se muestra orgullosa de sus logros, pero no necesita los elogios de los demás para estar contenta consigo misma.
Del linaje plebeyo no tengo que decir sino que sirve sólo de acrecentar el número de los que viven, sin que merezcan otra fama ni otro elogio sus grandezas.
Le alarmaba su propio desconcierto, y entre las otras causas de su desasosiego figuraba la idea de que Darcy, en su entusiasmo, le hubiese hablado de ella a su hermana con demasiado elogio.