Los escarabajos desarman el excremento, y lo entierran en túneles profundos dentro del suelo, facilitando a las raíces de las plantas el acceso a esos nutrientes.
Entró el don Antonio con deseo de conocerle; salió un escudero a recebirle y a desarmarle; encerróse en una sala baja, y con él don Antonio, que no se le cocía el pan hasta saber quién fuese.
Bien sé, señor, a lo que venís, que es a saber quién soy; y porque no hay para qué negároslo, en tanto que este mi criado me desarma os lo diré, sin faltar un punto a la verdad del caso.