A esas horas, a Evans le gustaba departir con ese mundo lejano, tal vez porque el texto que el sofón hacía aparecer ante sus ojos contrastaba con el mar y el cielo nocturno.
Vuesas excelencias sean servidos de darme licencia que yo departa un poco con este caballero, porque así conviene para salir con bien del negocio en que me ha puesto el atrevimiento de un mal intencionado villano.