Traté de mantenerme despierta para deciros que había llegado tía Josephine y que teníais que dormir arriba, pero estaba tan cansada que me quedé dormida.
Intento trabajar, ¿sabéis? Tengo que terminar un informe para la oficina, y resulta muy difícil concentrarse cuando la gente no para de subir y bajar la escalera haciendo tanto ruido.
Nos encontramos en la planta de abajo del Villa-Rosa, que era precisamente donde se realizaban las fiestas privadas, los señoritos con los artistas que elegían arriba en la sala principal.
Lo había visto todo desde el piso alto y bajaba las escaleras abotonándose la camisa, hinchado y cárdeno, y todavía con las patillas alborotadas por un mal sueño de la siesta. El médico intentó sobreponerse al bochorno.
Por fin el sol se hundió tras el negro palmar del arroyo, y en la calma de la noche plateada, los perros se estacionaron alrededor del rancho, en cuyo piso alto míster Jones recomenzaba su velada de whisky.