2.En su último informe, el Relator Especial, tal como acostumbra, no sitúa los acontecimientos en su contexto, carece de objetividad, omite ciertos hechos y deforma la realidad, presentando una caricatura de la víctima y del verdugo, lo que va en contra de los objetivos declarados por las Naciones Unidas, que consisten en poner fin a la violencia, conseguir el respeto de las obligaciones recíprocas indicadas en la hoja de ruta y autorizar la reanudación del diálogo de conformidad con las resoluciones 1397 (2002) y 1515 (2003) del Consejo de Seguridad.